Por Miguel Palacios
Presidente del Consejo Social de la Universidad de Huelva y coordinador de la Comisión Económica del Foro de los Consejos Sociales de las Universidades Públicas de Andalucía
Pasados unos días de la exitosa celebración en Huelva de la jornada sobre ‘La financiación como herramienta de mejora en la gestión universitaria’, es momento de realizar una reflexión, con luces de largo alcance, con la suma de las aportaciones de los ponentes y expertos con los que hemos contado.
El objetivo que nos marcamos desde el Foro de los Consejos Sociales de las Universidades Públicas de Andalucía, con la colaboración del Consejo Social de la Universidad de Huelva y nuestra propia UHU, se visto cumplido: conocer nuevos criterios de financiación que, sin duda, deben aportar luz a la hora de plantear mejoras en nuestro sistema universitario andaluz.
Los consejos sociales somos, sin duda, un elemento fundamental en las estrategias a medio y largo plazo de nuestras universidades públicas.
Tanto los ponentes como los asistentes plantearon en la jornada de Huelva cuestiones verdaderamente interesantes.
Entre ellas, se planteó poder hablar de políticas de financiación, y no directamente de modelos de financiación. Esto tiene todo el sentido, ya que cualquier modelo numérico debe responder y estar alineado con ciertas líneas estratégicas. Y éstas, a su vez, deben ser coherentes con un diagnóstico sólido, participativo y bien meditado. En pocas palabras, el diseño y la implementación de un modelo de financiación revisado es punto de llegada, no de partida.
Con respecto al diagnóstico, aunque, obviamente, cada universidad debe desarrollar el suyo propio, podrían ser de gran utilidad las experiencias de algunas universidades de nuestro país y las de otras de países de nuestro entorno, la Unión Europea. Se hicieron referencias, citándolas como casos de éxito, a la Universidad Pompeu Fabra y a la Universidad de Barcelona. En general, cuestiones como el grado de especialización, la internacionalización, la adaptación a los procesos de e-learning, de long life learning, entre otros, son elementos recurrentes en cualquier análisis que se lleve a cabo y pueden dar pistas a las universidades a la hora de preparar sus propios Planes Estratégicos. Planes con los que deben alinearse luego los modelos de financiación.
Entre otras ideas interesantes, se planteó igualmente que cualquier modelo de financiación debería partir de planteamientos sencillos, premiando cuestiones tales como la revisión del mapa de titulaciones, ajustando la oferta a la demanda real. O con mayor exigencia en los criterios de permanencia, y en general todo lo que esté en línea con racionalizar los recursos y a la vez mejorar la calidad del sistema de educación superior.
Respecto a la contabilidad analítica, su gran utilidad para el control interno de cada universidad no significa necesariamente que sea útil para comparar universidades y, en consecuencia, para gestionar el reparto de fondos entre ellas.
Plantear un nuevo modelo debe hacerse en un ambiente participativo y de consenso, y con un alto grado de compromiso en su aplicación, una vez diseñado. Participación y consenso hace referencia a Universidades, Consejos Sociales y Administraciones Públicas las cuales, como financiadoras del sistema educativo, deber ser las responsables de liderar el proceso. Es una oportunidad añadida, nada desdeñable, por cierto, poder contar con personas muy cualificadas en esta materia, algunas de ellas presentes en las jornadas.
Parece que el escenario de restricciones presupuestarias, la crisis, va de paso, lo cual sugiere que es una oportunidad para trabajar en un modelo o políticas de financiación capaces de trascender a la negociación anual con el financiador.
Es imposible que un modelo de financiación satisfaga plenamente a todos, por ser limitados los recursos presupuestarios, por ser diferentes las capacidades de las universidades para obtener ingresos, por diferentes magnitudes (estudiantes, PDI, PAS…), por ofertas de titulaciones, etc. Pero, aún con las dificultades que surjan, es necesario abordar la cuestión. Será laboriosa y discutida la selección de indicadores, entre otras dificultades que se pueden anticipar desde ahora.
Podría tener sentido realizar simulaciones alimentando un modelo preliminar con información del pasado. Nos parece realista plantear un objetivo temporal de 2022-2027, para lo cual, el nuevo modelo de financiación debería estar disponible antes de fin de 2021.
Con respecto al papel de los Consejos Sociales, sostenemos que no podemos permanecer al margen en la construcción de un nuevo modelo de financiación, si bien, en base a los trabajos de calidad llevados a cabo, hemos de adquirir mayor conocimiento sobre la experiencia nacional – en realidad autonómica – e internacional existente.
Los Consejos Sociales debemos ser capaces tanto de ofrecer propuestas como de comprender el impacto e implicaciones de las propuestas que vayan surgiendo.
Como Plan de Acción El Foro de Consejos Sociales de Universidades Públicas de Andalucía plantea:
Mi agradecimiento a todas las instituciones, y en especial a las personas, que han hecho posible estas Jornadas y las reflexiones y conclusiones alcanzadas.